Literatura en América Latina

(siglo XIX y XX)

De la tesis o de por qué no he escrito en el blog

TesisNo están para saberlo -aunque muchos de ustedes sí lo saben- ni yo para contarlo -aunque siempre termino contándolo-, pero este semestre estoy en pleno proceso de realización de mi tesis. Es loco, pero hacer una tesis implica enfrentarse a muchos espectros nuestros: miedos, angustias existenciales, frustraciones. Hasta el momento, para que los espectros no me ganen la titulación, cada vez que comienzo a pensar esas cosas que los tesistas pensamos («¡Oh, no! debí haber leído estos 800 libros más», «Oh, no, ¡qué mierda de tesis!», «Soy chafa», etc.), me digo frases de sicología barata para poder continuar, algo así como: «sólo piensa en el hoy, Mariana, enfócate sólo en lo que te propusiste hoy. Luego te preocuparás por lo demás», y así diario. Uno siempre piensa que es más listo y complicado que esas vulgares expresiones tipo «únete a los optimistas», pero la verdad es que no es taaaaan así.

Hacer la tesis es también una muestra de humildad: he tenido que aceptar que esas frases tan horrorosamente optimistas y tan poco poéticas me funcionan, que una pinche investigacioncita me puede dejar paralizada algunos días sin saber qué hacer con ella, sin mencionar la resignación de que no realizaré la grandísima obra intelectual por la que me coronaría como reina de la crítica literaria (yo pensaba que para esta tesis sería  ya como Ángel Rama o Cornejo-Polar, cuacuacuá). Esto último no implica en absoluto renunciar a hacer buenas tesis o caer en lo contrario, o sea, pensar que no se puede decir nada propio porque aún no estamos lo suficientemente preparados. Si esperamos a estarlo, lo más probable es que nunca podremos decir nada y que, por tanto, desaparezca la producción intelectual escrita. Con este último pensamiento me lancé a la escritura. Es cierto, conforme escribo me doy cuenta de que me falta leer algunas cosas, pero es más fácil, porque ya no son tooooodas las cosas.

Por otra parte, como bien nos enseña Antonio Alatorre en su conocido ensayo «¿Qué es la crítica literaria?», hay que confiar en nuestras propias intuiciones derivadas de nuestra experiencia. Hace unos meses realicé un taller de escritura de crítica de la literatura con unas compañeras, y al respecto decíamos que «toda crítica literaria comienza por la lectura, que es, sin temor a exagerar, una experiencia de vida: leer una novela, un ensayo, un poema, nos produce una sensación intelectual o sensorial. Cuando aprendemos a formular, articular y reflexionar sobre todas estas sensaciones mediante la palabra estamos, en realidad, aprendiendo a ser críticos literarios.» La crítica, vista de este modo, deja de ser ese ejercicio aburrido que consiste en leer todo lo que otros han dicho del libro del que voy a hablar, escribirlo y finalmente sepultarme a mí mismo detrás de palabras ajenas, para convertirse en una nueva interpretación de la realidad desde la literatura, así como en diálogo fecundo entre lo que yo, desde mi experiencia, pienso y lo que los demás dicen al respecto. Esa ha sido una de las partes más ricas de la realización de mi tesis. Y escribir, claro. Una vez abandonado un lenguaje robótico y mecánico, escribir se vuelve un gusto.

Anyway, para terminar esta terapia en voz alta, les cuento: entre aciertos y tropezones he continuado la redacción de mi magna creación (lo de la humildad ya ha quedado muchos párrafos atrás) sobre memoria, justicia y utopía en la obra crítica de Pedro Henríquez Ureña. Es por ello que, como habrás notado, asiduo lector, no he podido escribir con constancia las entradas del blog. Una profesora solía decir que «la tesis se hace con las nalgas» (*¡alto! por favor, no lo tomes literal*), porque implicaba aplastarte en una silla por horas y horas a diario, hasta que voilá, la  tesis está terminada. Cuando eso suceda, que espero será pronto, volveré (sí, es amenaza) con muchas entradas sobre literatura latinoamericana.

Mientras tanto, te recuerdo que siempre es posible que TÚ participes en el blog en calidad de colaborador. Ya hemos tenido algunas entradas del profesor Ogarrio y la entrada sobre Neruda que preparó César Alvarado, del Colegio de Letras Hispánicas. Puedes participar tanto si eres alumno de los cursos del profesor Ogarrio como si no lo eres. El único requisito es que a) las entradas sean de índole introductoria, debido a que el blog es para fomentar discusiones en estudiantes interesados en la literatura latinoamericana del siglo XIX y XX (si puedes proporcionar alguna bibliografía básica estaría muy bien) y b) las entradas aborden alguna obra incluida en el programa de la asignatura. Si eres alumno de Ogarrio y fuiste a la sesión de «cine y literatura» estaría bien (*guiño, guiño*) que te animaras a hacer una reseña para los que no pudieron asistir.

Fin, por fin 🙂

Mariana

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